27 dic 2008

Llueve gris.
No podía pedir más.

Cojo mi abrigo y, con la correa hecha un ovillo en una mano, salgo detrás de los saltos de Joey. Hoy está loco porque llueve. Llueve gris.

Calle arriba, calle abajo. Lo huele todo. Huele el viento frío y el suelo mojado. Huele las gotas de lluvia y huele la libertad que traen.

Mientras, miro el cielo congestionado y lloroso y cierro los ojos. Y me llueve en la cara, y me da igual que se me arrugue el flequillo.

Damos nuestro paseo de siempre pero a veces se para a mirarme a lo lejos, extrañado de no ir atado junto a mí. Sigue corriendo, y oliendo.

Huele cómo me miran porque llevo una camisa de cuadros abierta en vez de una blusa ajustada; huele miedo cuando se acerca un coche y él no se aparta, huele cómo huelo la lluvia gris; huele que quiero correr tras él.

Y en otro mientras, escribo un montón de cosas. Las escribo en mi cabeza porque he vuelto a olvidar un lápiz y un papel. Escribo y escribo en mi cabeza muchas cosas que sé que solo saldrán para meterse en esa cajita de tesoros que es él, él. Mío.

Llueve gris, y llueve para mí.

1 comentario:

Laura dijo...

La lluvia es lo que tiene, que huele...

Sublime!

...Eva through the Looking-Glass.

...Eva through the Looking-Glass.