Algunas veces, cuando pasea su boca por mi boca, me siento como supongo que debe de sentirse alguien muy poderoso. Como una emperatriz o un faraón. Como alguien que sabe que podría aplastar una nuez entre sus dedos sin el menor esfuerzo.
Y esas veces me asusto, porque cuando acaricio esos labios tan tiernos y suaves y calientes, no me conformo con besarlos. Quiero morderlos. Quiero morderlos hasta que sangren.
Y esas veces me asusto, porque cuando acaricio esos labios tan tiernos y suaves y calientes, no me conformo con besarlos. Quiero morderlos. Quiero morderlos hasta que sangren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario