
Vacía.
Demasiado hueco para tan poco aire.
Un cascarón de acero que protege un soplo de un aliento que no arrulla a mi cuello por las noches.
Olores más interiores que exteriores. Oler con el cerebro en vez de con la nariz.
Vacía.
Como la oscuridad blanca cuando cierras los ojos así de fuerte. Como el envoltorio del vaho de Londres por las mañanas.
Tacto ciego, busca una espalda dormida que se mueve acompasando vidas.
Y duele.
2 comentarios:
"Tacto ciego, busca una espalda dormida que se mueve acompasando vidas. Y duele."
Creo que tienes que empezar a abrir los ojos cuando toques, a veces tambien duele. Pero es distinto.
Magnífico poema.
Lo es.
Pero si no tenía un poco de espacio, me iba a quedar sin nada.
No podía seguir así.
Supongo que la falta y el exceso duelen igual...
Publicar un comentario